FS16 - Mapa y navegación
La mejor experiencia, por el hecho de ser la mejor experiencia, deja de ser la mejor experiencia. Deja de serlo por no ser tuya.
¡Hola! Soy Salvador Serrano. CEO de mendesaltaren. En los últimos años he ayudado a decenas de empresas a crear sus marcas y productos digitales. Mientras tanto, hemos hecho crecer mendesaltaren hasta lo que es hoy.
En este lugar, comparto mis impresiones sobre diseño, liderazgo, personas y cultura.
Sales a desayunar. Entras en Google Maps y buscas una cafetería. Estás en una ciudad europea. Fuiste allí en esta época del año, porque era la mejor época del año para ir allí.
Google Maps escucha y te ofrece doce cafeterías y ocho bares en un radio de quince minutos a pie desde tu apartamento. Escogiste este Cozy Apartament in the Old Town porque la reseña de Leonore Fuchs mencionaba su limpieza y a su propietario “detallista” (había café). Según las reseñas el apartamento está en una calle animada pero silenciosa rodeada de sitios para ir a ver.
De entre las doce cafeterías, todas con más de cuatro estrellas, parece que hay dos que destacan. Están puntuadas con cuatro coma cinco estrellas y ofrecen café de especialidad a precios desorbitados, tostadas con aguacate y huevos en diferentes elaboraciones. Te diriges al primero de ellos. Hay cola a pesar de que has madrugado. Preguntas a una camarera y sin demasiado interés te indica que no hay mucho más que hacer la cola. Preguntas si puede darte un aproximado de tiempo, para hacerte una idea. Te dice que no. Que la cola y ya está.
Tras siete minutos y veinticinco segundos -al final no era tanto- te sientas. Esperas otros cinco minutos para ser atendido. Unos ocho minutos después llega tu café y seis minutos más tarde las tostadas con aguacate y el yogur con muesly. Muy rico todo. veintidós con sesenta y cinco euros.
Para pasar el día has comparado entre varias actividades, buscando el mejor precio y las mejores valoraciones. La empresa que has escogido para hacer el tour tiene buenos comentarios y aunque ofrecen guías en castellano tu pareja y tú habéis decidido hacerla en inglés que para eso viajáis al extranjero.
A veces pienso en cómo era la vida antes. Recuerdo el año que pasé en Berlín, cuando tenía un móvil cualquiera con una tarjeta cualquiera. Enviaba SMS y las recomendaciones que recibías eran algo como “En Alexander Platz, si sales por la puerta de atrás de la estación, venden Bratwurst a 0,60€” (cuando he recordado este precio ni yo me lo creía). O “En el metro de Zoologisches Garten, saliendo por Kufursterdamm y dirigiéndote a Tauentzienstraße, sigue por la acera de la derecha. En una de las calles que giran hay un restaurante libanés bufé libre donde puedes comer sano y rico por 8 euros en una terraza muy bonita”
Y si acaso, como mucho y si había un ordenador cerca, te enseñaba una foto tomada con su cámara digital donde se veía a tus dos amigos comiendo comida sana y rica en la bonita terraza del restaurante libanés cerca de Tauentzienstraße.
La vida es demasiado corta para tomar malos vinos. Para escuchar malos discos. Para comer en malos restaurantes. Me pregunto si la vida es demasiado corta realmente. Me pregunto también cómo puedes distinguir un buen disco de un mal disco si todos los que escuchas son catalogados como mínimo como notables. Si para descubrir un género buceas y seleccionas los discos que lo marcaron. De cuatro coma cinco estrellas para arriba. Me pregunto cómo hacer de una experiencia gastronómica algo verdaderamente extraordinario si solo acudes a restaurantes extraordinarios.
Hace unas semanas le pregunté a mi profesor por algunos de los mejores discos de guitarra jazz. Para inspirarme. Él me regaló una lista de nombres de guitarristas, muchos de ellos los conocía, otros no. En primera instancia confieso que mi reacción fue de sorpresa. Pensaba que me llegarían discos pero me llegaron artistas.
Por mi parte decidí contestar recomendando un álbum que me encanta. Windflower, con Herb Ellis y Remo Palmier. Mi profesor no lo conocía y más o menos una hora después me escribió diciendo que era excelente.
Mientras tanto yo ya había puesto los dos primeros nombres de la lista, Pat Martino y Jim Pass. Durante ese rato había estado pensando y más o menos descubriendo que igual no era tan importante este o aquel disco. Al menos no en el Jazz, o al menos no para mi profesor. Supongo que la diferencia entre deslizarme discos o deslizarme artistas es la misma que entre usar la navegación de Google Maps o un mapa real. Con un mapa físico sabes a dónde vas pero el camino te lo inventas tú. A veces tardarás más, a veces menos. Con Google Maps tu camino está optimizado y siempre será igual. Es perfecto y exacto. Fue en ese momento cuando pensé en escribir esta nota para la Newsletter.
Windflower es un disco de 1978 editado por Concorde Records. En él se reunieron dos grandes guitarristas de Jazz ya veteranos. Remo Palmier y Herb Ellis. Palmieri, que así se llamaba antes de cambiar su apellido para no ser confundido con el pianista Eddie Palmieri, había sido una estrella emergente en los 40, llegando a grabar con leyendas como Charlie Parker o Dizzy Gillespie. Sus problemas de salud le apartaron de su carrera al estrellato y acabó como músico concertista en la CBS Radio, en el show de Arthur Godfrey, donde permaneció en la sombra durante 27 años sin grabar ni tocar en directo. Por su parte, la reputación de Herb Ellis había crecido poco a poco hasta convertirse en uno de los pilares del Oscar Peterson Trio en los años 50.
Cuando el show de Godfrey fue cancelado en 1972, Palmier volvió a tocar en clubs de Nueva York. Había que ganarse la vida. En 1977, su amigo Herb Ellis convenció a los comisarios del Concord Jazz Festival para invitar a Palmier a tocar. En dicho festival ambos actuaron en formato dúo. Más tarde ese año grabaron Windflower que puso fin a los 30 años de silencio mediático de Palmier. Un año después, en 1979, el sello Concorde produjo Remo Palmier, el único álbum en el que figuró como líder.
Y esta historia es, en realidad, una historia más dentro de un genero repleto de grandísimos artistas y bellas historias como es el jazz. Una historia más que se convierte en la mía porque un día decidí escuchar un disco por su portada. Me encantó el juego tipográfico y la delicada ilustración que domina la composición. Fue eso y nada más lo que me convenció.
Por una vez, me importó 3 pimientos si era o no era un disco legendario. Resulta que sí lo era, a su manera. A pesar de todos, no encontrarás Windflower en las listas de los discos imprescindibles. Ni siquiera en las listas de los discos imprescindibles de guitarra jazz. Sus nombres son, en cierta manera, de segunda fila. Claro que estamos hablando de la segunda fila en la élite de la élite. Es un disco legendario supongo que para entendidos. No está en los mejores 50, ni en los mejores 100, ni siquiera en los mejores 500.
Creo que esta obsesión por la optimización nos hace aún más gregarios y aún más iguales. Si la experiencia la domina el rating y el listado de los 100 mejores, el SEO y la viralidad en redes, la conversación se vuelve tremendamente aburrida. Para qué hablar con alguien que ha vivido experimentado exactamente lo mismo que tú. No hay mucho intercambio.
Supongo que por eso en una ciudad como Nápoles, donde estuve durante mis vacaciones este verano, había calles absolutamente atestadas mientras que el resto de pasajes adyacentes estaban absolutamente vacíos. Ni un alma. El contraste era brutal. En ese viaje, dediqué bastante tiempo a mirar el móvil buscando el mejor restaurante. Y el mejor restaurante, caprichoso destino, resultó ser uno que elegimos al azar. Vamos a ese mismo que tiene buena pinta. El instinto venciendo a la eficiencia.
La mejor experiencia, por el hecho de ser la mejor experiencia, deja de ser la mejor experiencia. Porque se vuelve una vivencia masificada, una experiencia sobada y manoseada hasta el extremo. Una experiencia que mantiene su estatus por nuestra incapacidad para ser realmente críticos en contra de la opinión mayoritaria. La mejor experiencia deja de ser la mejor experiencia si no es verdaderamente tuya.
Pareciera que este texto va de dejar los móviles y quemar los cables submarinos. No es un alegato anti nada. Es solo una llamada de atención a mí mismo. Una vuelta a la espontaneidad. Dejar de querer optimizar todo y dejarse llevar más. Usar mapa pero no navegador. Descubrir artistas por intuición. Hacer un camino y no el mejor camino.
Gracias por leer Fundamentos Serrano.
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Para mi es similar a cuando pones lo pies descalzos en un prado. Esa terrenalidad es brutal. Hace unos días mi hija de 2 años jugando con su teléfono (un trozo de cartón) comenzó a decir; ¡uy aquí dice que va a llover!… Será que no le hemos mostrado lo suficiente como padres que el tiempo real se mira en el cielo?…
Word.