FS09 - A empujones
El equilibrio no pasa por mantener la tensión por igual de forma constante en todos los frentes. Probablemente va más de equilibrar que de estar equilibrado.
¡Hola! Soy Salvador Serrano. co-CEO de mendesaltaren. En los últimos años he ayudado a decenas de empresas a crear sus marcas y productos digitales. Mientras tanto, hemos hecho crecer mendesaltaren hasta lo que es hoy.
En este lugar, comparto mis impresiones sobre diseño, liderazgo, personas y cultura.
Hace dos semanas falté a mi compromiso con esta newsletter. Tampoco hice demasiado drama de ello, sabía que pasaría tarde o temprano. No escribo con previsión. No la planifico. Tarde o temprano se darían las circunstancias concretas y sabía que entonces fallaría. Lo llamativo no es haber fallado y no vengo a excusarme. Ya lo avisé en la primera edición, aquí nadie ha sido engañado. Pero vamos a hablar de ello.
Soy de naturaleza inconsistente en mis propósitos, tengo muchas aficiones y todas las persigo de forma desigual. Hace dos semanas, además, me pilló de viaje de trabajo. Pensé, “he fallado, hablemos de ello en edición un poco especial, durante el fin de semana siguiente”. No lo hice. Volví a pensar días después, “hablemos de ello en una edición especial la semana siguiente, fuera de fecha”. Tampoco lo hice.
La realidad es que he estado a otras cosas y de eso vengo a hablar.
Trabajo, mantengo mi casa razonablemente limpia y ordenada, voy al gimnasio 3 o 4 días a la semana a primera hora, duermo 7 horas, cocino, voy a la psicóloga una hora cada dos semanas, a clases de guitarra una vez por semana, practico y estudio guitarra, veo películas, de vez en cuando leo, sigo varios deportes, escribo esta newsletter, veo a amigos y familia, viajo a Madrid con frecuencia, escucho con relativa regularidad unos 4 o 5 podcasts, trato de mantenerme al día. Mi vida en un párrafo.
Lo que me llama la atención es cómo me he sentido tras fallar en mi compromiso. Desmotivado. No tenía ganas de seguir. Un mes sin escribir la newsletter. Me ha parecido mucho más. Tiempo suficientemente largo como para que sintiera que ya no sé hacerlo. Un mes donde no ha ocupado el espacio mental que merece.
Aunque no esté escribiendo, actividad a la que no dedico excesivo tiempo, estos textos sí que ocupan un lugar importante en mi cabeza. Observo, pienso y organizo ideas y cuando me siento en el ordenador a escribir es un ejercicio de volcado. Suelto todo lo que he ido acumulando.
En estas semanas he relegado esta actividad. No he llenado los depósitos de ideas ni de observaciones. He hecho de una actividad que ya me resultaba natural y necesaria, algo extraño. La he arrinconado. Me he desmotivado para hacerla. Y he elevado otras cosas. Por poner un ejemplo, he practicado mucho más con la guitarra. Tengo un nuevo profesor y es excelente, lo cual me motiva a hacerlo más. Así que supongo que he sustituido una afición por otra.
Pero claro, no es excusa. Debería ser capaz de hacer ambas cosas. ¿No? En mi caso me resulta difícil. Estoy aprendiendo a hacerlo. A tener mejores hábitos, pero también a permitirme fallar. Si hubiera empezado esta Newsletter con la exigencia de no fallar nunca probablemente tampoco la habría arrancado.
No sé como lo hacen otros, pero a mi el día no me da. Ojalá tuviera 4 horas más, si así fuera, leería más, vería más películas, comería más sano. Pero tiene 24 horas y tienes que elegir quién eres. Inicialmente, tras fallar, quería hablar de eso, pero al final estoy hablando de hábitos y contando mi experiencia, que es lo que suelo hacer. No es tanto el haber fallado si no el cómo te hace sentir, y no es tanto el fallar como las ganas de volver a fallar y romper con tu compromiso.
“En distancias cortas no he conocido a nadie, o al menos no lo recuerdo, que presuma de eficiencia. Más bien al revés, lo normal es que te preguntes cómo lo hacen los demás para mover todo eso que a ti te gustaría”.
Creo que todos nos preguntamos cómo lo hace el de al lado para llevar tanto hacia adelante. Ni me imagino los que tenéis hijos. En distancias cortas no he conocido a nadie, o al menos no lo recuerdo, que presuma de eficiencia. Que hable de que trabaja más horas que nadie, de que escribe un montón, está al día de todo, tiene varias aficiones, una vida social, lleva una casa para adelante, cuida su cuerpo y su mente y le da tiempo para leer y estar al día. Más bien al revés, lo normal es que te preguntes cómo lo hacen los demás para mover todo eso que a ti te gustaría. O callas, o te preguntas. Pero el personaje que aparente hace todo de manera eficiente solo lo he visto en hilos de twitter. Al final cualquier persona cabal, que no quiera venderte algo inmediatamente y que tenga varios proyectos, te va a hablar de renuncias, de foco y de energía. Tiempo tenemos poco. Energía, menos.
Algo que he notado durante estas últimas semanas, en las que he sido más guitarrista aficionado que escritor aficionado, es que la recurrencia elimina las barreras de entrada y hace que aparezca la chispa. Si practicaba 2 veces a la semana, cada vez que lo hacía me tocaba recordar en dónde estaba, cuál era el ejercicio, volver a comprender lo ya olvidado. Cuando empecé a hacerlo todos los días la practica era mucho más productiva. Recordaba exactamente en dónde estaba y qué venía después. Cuando se trataba de un ejercicio más técnico me bastaba con agarrar el instrumento para empezar la práctica. Sin necesidad de recuperar, de hacer arqueología, ni investigar qué tengo que hacer. Exactamente el camino inverso que con la escritura.
La vida es equilibrar desequilibrios. Y aquí estoy yo, equilibrando un pequeño desequilibrio y saldando mi deuda conmigo mismo. La constancia y el día a día son claves, pero es más importante fallar y saber retomar. Ir a empujones que no sean demasiado pronunciados. Compensar un desequilibrio con el otro y hacerlo manteniendo la motivación.
Gracias por leer Fundamentos Serrano.
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